martes, 23 de abril de 2013

Salpicando libros

[de internet]



De regreso a la librería, emerge del pergamino la fragancia de aquellas poetas prostitutas chinas que, en la hora de la aurora boreal, recreaban el lenguaje secreto del jin-shei bajo la luna en los pinos.

El alienista que daba clases a la maestra de piano habría sospechado algo más en el equipaje, a parte del río y la piedra. Quizá las once mil vergas o algo de música. Sin embargo, sólo un retrato de Eugenio Oneguin queriéndome decir “nunca me abandones” resumía sin aderezos el cuadro de Hopper en el que yo, robot perfeccionaba el origami para un día de lluvia junto a Marilyn y JFK.

Londres es de cartón, ya lo sabes, y no hay un tranvía en SP que deje cerca del club Lovecraft, me susurraste desde el marco de tus letras.




Divertimento literario, donde cada palabra subida de color lleva a un libro, de esos que me quitan el dolor de cabeza y espolean la imaginación. Por aquello del 23 de abril.


miércoles, 17 de abril de 2013

La nana asesina



[de internet]
“La Helen camina amb una copa de vi a la mà, només una mica de vermell fosc al fons, la copa gairebé buida.
I la Mona diu:
- D’on l’has tret?
- La copa? –diu la Helen. Porta un abric gruixut de pells de diferents matisos de marró amb  blanc a les puntes. El porta descordat, amb un vestit jaqueta blau cel a sota. Xarrupa les últimes gotes de vi i diu-: Del bar. Allà, al costat del bol de taronges i de l’estatueta de llautó.
I la Mona s’enfonsa totes dues mans entre les rastes vermelles i negres i s’esprem el capdamunt del cap. Diu:
- Allò és l’altar.- Assenyala la copa buida i diu.-: T’has begut el meu sacrifici a la Deessa.
La Helen prem la copa buida contra la mà de la Mona i diu:
- Doncs a veure si li portes un altre sacrifici, a la Deessa, i que sigui doble, aquesta vegada.”





Cançó de bressol, de Chuck Palahniuk -2002-


martes, 2 de abril de 2013

Por el malecón


[de internet]

“Ya todos los ángeles se extinguieron bajo el peso excesivo de la megalópolis, los cambios climáticos, la evolución de la religiosidad, la libertad entre rejas y el pragmatismo excesivo de los hombres.
No desaparecieron de golpe, como los dinosaurios, sino lenta y sostenidamente, sobre todo en la segunda mitad del siglo XX. En ese momento aún sobrevivían algunos en zonas muy aisladas de la civilización, pero finalmente también fueron pasto de la indiferencia y la abulia hasta que murieron de nostalgia. Otros, la mayoría, fueron corrompidos y degeneraron la raza. Por eso no se debe hablar de extinción, sino más bien de evolución. O quizás de involución. Según como se le mire.
Es lógico suponer que ya todo está perdido. Los últimos ángeles estaban tan tristes que no atinaron a dejar descendencia. Los que se transformaron borraron sus genes, al aparearse con ejemplares de otras razas. Es decir, no habrá segundas partes en esta historia. Todo terminó definitivamente. El regreso de los ángeles sólo se puede producir como un milagro. Una señal. A fin de cuentas, los ángeles no fueron más que simples mensajeros divinos. Y estoy seguro de que regresarán un día de estos, utópico, imprevisible, con algún telegrama reconfortante. Un telegrama de amor.”



El regreso de los ángeles, de Pedro Juan Gutiérrez
[relato publicado en su recopilación “Melancolía de los leones” -2000-]