sábado, 5 de noviembre de 2016

Grotesco



                “Para una ninfómana como yo, supongo que no hay trabajo mejor que la prostitución; es el destino que Dios tenía reservado para mí. No importa lo violento que pueda llegar a ser un hombre, o su aspecto físico: cuando estamos juntos en la cama no puedo evitar amarlo. Es más, cumplo todos sus deseos, independientemente de lo vergonzosos que sean. De hecho, cuanto más retorcidas sean las peticiones de mis amantes, más me atraen, ya que mi capacidad para cumplirlas es la única forma que tengo de sentirme viva.
                Ésa es mi virtud, y es también mi mayor defecto: no puedo rechazar a un hombre. Soy una vagina encarnada, la personificación de la esencia femenina. Si alguna vez rechazara a un hombre, dejaría de ser yo.”

[del diario de Yuriko]


[de  internet]


                “No tengo muchos recuerdos de la infancia y, los que tengo, preferiría olvidarlos. Mirándome al espejo del baño, no puedo evitar recordar momentos desagradables del pasado. Ahora tengo treinta y siete años, aunque todavía conservo un aspecto juvenil. Hago dieta, de modo que estoy delgada y aún puedo llevar una talla dos, pero dentro de tres años tendré cuarenta, y eso me aterroriza. Cuando una mujer cumple cuarenta se convierte básicamente en una vieja bruja. Al cumplir treinta creí que ya iba de capa caída, pero no era nada comparado con cumplir cuarenta. A los treinta aún hay esperanza que me seleccionaran finalmente para algo importante en el trabajo, algo que certificara mi éxito, o que conocería al señor Perfecto, o algo igual de ridículo. Ahora no pierdo el tiempo con ideas semejantes.
                Siempre me turba cambiar de década, como cuando me tambaleaba entre los diecinueve y los veinte o entre los veintinueve y los treinta.
                Empecé a prostituirme cuando cumplí treinta. Me molestaba no tener experiencia pero, cuando dije que era virgen, en seguida apareció un cliente sólo porque sentía curiosidad. Sin embargo, no me gusta recordar ese momento. En aquella época pensaba que nunca llegaría a los cincuenta, incluso dudaba de si viviría hasta los cuarenta. En cualquier caso, pensaba que era mejor morir que convertirse en una vieja bruja. Exacto. Prefiero morir; la vida no tiene sentido para una vieja.”

[del diario de Kazuo]


Grotesco, de Natsuo Kirino -2003-