domingo, 24 de abril de 2016

Por el sumidero


[de  internet]

“Cuando una mujer cometía un crimen no premeditado, su principal preocupación residía en qué hacer con el cadáver, puesto que no solía ser lo bastante fuerte para moverlo sola. Por eso en muchas ocasiones optaban por descuartizar el cuerpo. También se habían dado casos de varones que habían descuartizado a sus víctimas, pero en su defecto para ocultar la identidad de la víctima o porque el propio acto de mutilar les causaba una especie de placer animal. Las mujeres, en cambio, lo hacían simplemente porque no podían transportarlo entero. Ésta solía ser la prueba de que el crimen no había sido premeditado. Recordaba el caso de una mujer de Fukuoka que, después de matar a una compañera, confesó a la policía que había decidido descuartizar el cadáver al verse incapaz de sacarlo entero de su casa.
También era corriente que mujeres que vivían experiencias parecidas se convirtieran en cómplices de la asesina, impulsadas por una especie de compasión. Hubo un caso en que una madre había considerado justo que su hija matara a su marido violento y borracho, y por ello la había ayudado a descuartizar el cadáver. En otro caso, una mujer había ayudado a matar al marido de su amiga y ambas se habían encargado de descuartizarlo y tirarlo al río; incluso tras su detención se mostraron convencidas de que habían llevado a cabo un buen acto.
Como pasaban largas horas en la cocina, las mujeres estaban más acostumbradas que los hombres al tacto de la carne y el olor de la sangre. Además, eran diestras en el manejo de los cuchillos y sabían qué hacer con la basura. Y, quizá porque tenían la capacidad de dar a luz, mantenían una relación más directa con la vida y la muerte.”


Out, de Natsuo Kirino -1997-

3 comentarios:

  1. Masako, Kuniko, Yoshie y Yayoi trabajan en el turno de noche de una fábrica de comida preparada de los suburbios de Tokio. Las cuatro mujeres, con graves problemas económicos y familiares, se verán obligadas a llevar adelante diversas atrocidades para continuar resistiendo el horror cotidiano en el que viven.
    Lo que en un principio parece únicamente un retrato descriptivo de estas cuatro formas de afrontar la vida en el entorno del Japón más tradicional y conservador, acabará convirtiéndose en una lucha por la supervivencia en la que ya no quedan escrúpulos, cuando la única cosa que puede ‘salvar’ a las cuatro es, puro y duro, el dinero.
    Historia bien construida, con una trama que poco a poco, a fuerza de hacerse opresiva, atrapa más y más. Destacan las descripciones descarnadas y sin tapujos de los protagonistas, y la representación de las concepciones niponas en clara oposición a las nuestras. Debo reconocer mi curiosa identificación con Masako, la gran heroína de la novela, sobre todo en los aspectos más oscuros de su personalidad.

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  2. Joder, entre lo interesante de la cita que te sumerge por completo con apenas dos párrafos y tu pequeña reseña a modo de comentario me has dado muchas ganas de ponerme con este libro. Enhorabuena, sabes hacer fácil lo complicado.

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    1. Holden, si te gustan las historias algo truculentas, y las novelas policíacas, te recomiendo esta de Kirino.
      Yo ya me he pedido su segunda novela, en unos días me pongo con ella.

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