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[Escarabajo Volkswagen oculto entre el resto de coleópteros, en el Cleveland Museum of Natural History] |
“Pero
después hemos tenido otro problema con el escarabajo rojo. Un problema más
grande: no quería quedarse dormido. Porque antes de ponerlos en el corcho, Iñes
pone a dormir a todos los insectos. Mete un algodón en los botes, con un
líquido azul. Y los insectos huelen el líquido y se quedan dormidos. Así es más
fácil ponerlos en el corcho. Porque en el corcho se pone con agujas, y si
empiezan a moverse cuando Iñes les quiere metes las agujas, es más difícil. Además
les hace más daño. Por eso pone Iñes a los insectos a dormir. En los hospitales
se hace lo mismo con las personas.
Pero dice
Iñes que cuando acabemos el trabajo, vamos a volver a despertar a todos los
insectos. Y les vamos a quitar las agujas. Y los vamos a llevar otra vez a los
pozos. Pero algunos insectos duermen mucho, porque unas mariposas y unos
saltamontes los cogimos hace diez días, o igual hace cuarenta días algunos, y
siguen durmiendo todavía, en el corcho. Y eso es muy raro y es dormir mucho. Pero
el escarabajo rojo no quiere quedarse dormido. Y eso también es raro, porque
los demás insectos se quedan dormidos en cinco minutos con el líquido. Iñes
dice que lo vamos a dejar así toda la noche, con el líquido, y que ya veremos
mañana y que ya lo pondremos mañana en el corcho. Cinco minutos a veces es
mucho tiempo y otras veces bastante poco.”
Vredaman, de Unai Elorriaga -2005-