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“Cuando una mujer cometía un crimen no premeditado, su
principal preocupación residía en qué hacer con el cadáver, puesto que no solía
ser lo bastante fuerte para moverlo sola. Por eso en muchas ocasiones optaban
por descuartizar el cuerpo. También se habían dado casos de varones que habían
descuartizado a sus víctimas, pero en su defecto para ocultar la identidad de
la víctima o porque el propio acto de mutilar les causaba una especie de placer
animal. Las mujeres, en cambio, lo hacían simplemente porque no podían
transportarlo entero. Ésta solía ser la prueba de que el crimen no había sido
premeditado. Recordaba el caso de una mujer de Fukuoka que, después de matar a
una compañera, confesó a la policía que había decidido descuartizar el cadáver
al verse incapaz de sacarlo entero de su casa.
También era corriente que mujeres que vivían experiencias
parecidas se convirtieran en cómplices de la asesina, impulsadas por una
especie de compasión. Hubo un caso en que una madre había considerado justo que
su hija matara a su marido violento y borracho, y por ello la había ayudado a
descuartizar el cadáver. En otro caso, una mujer había ayudado a matar al
marido de su amiga y ambas se habían encargado de descuartizarlo y tirarlo al
río; incluso tras su detención se mostraron convencidas de que habían llevado a
cabo un buen acto.
Como pasaban largas horas en la cocina, las mujeres estaban
más acostumbradas que los hombres al tacto de la carne y el olor de la sangre.
Además, eran diestras en el manejo de los cuchillos y sabían qué hacer con la
basura. Y, quizá porque tenían la capacidad de dar a luz, mantenían una
relación más directa con la vida y la muerte.”
Out, de Natsuo
Kirino -1997-
Masako, Kuniko, Yoshie y Yayoi trabajan en el turno de noche de una fábrica de comida preparada de los suburbios de Tokio. Las cuatro mujeres, con graves problemas económicos y familiares, se verán obligadas a llevar adelante diversas atrocidades para continuar resistiendo el horror cotidiano en el que viven.
ResponderEliminarLo que en un principio parece únicamente un retrato descriptivo de estas cuatro formas de afrontar la vida en el entorno del Japón más tradicional y conservador, acabará convirtiéndose en una lucha por la supervivencia en la que ya no quedan escrúpulos, cuando la única cosa que puede ‘salvar’ a las cuatro es, puro y duro, el dinero.
Historia bien construida, con una trama que poco a poco, a fuerza de hacerse opresiva, atrapa más y más. Destacan las descripciones descarnadas y sin tapujos de los protagonistas, y la representación de las concepciones niponas en clara oposición a las nuestras. Debo reconocer mi curiosa identificación con Masako, la gran heroína de la novela, sobre todo en los aspectos más oscuros de su personalidad.
Joder, entre lo interesante de la cita que te sumerge por completo con apenas dos párrafos y tu pequeña reseña a modo de comentario me has dado muchas ganas de ponerme con este libro. Enhorabuena, sabes hacer fácil lo complicado.
ResponderEliminarHolden, si te gustan las historias algo truculentas, y las novelas policíacas, te recomiendo esta de Kirino.
EliminarYo ya me he pedido su segunda novela, en unos días me pongo con ella.