[La dame aux camelias, de
Alphonse Mucha (1896)]
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“En ellas, el cuerpo ha
viciado el alma, los sentidos han quemado su corazón y el libertinaje ha
sofocado los sentimientos. Las palabras que oyen las saben desde hace tiempo;
los medios que se emplean los conocen, y el amor que inspiran lo han vendido. Aman
por oficio y no por inclinación. Están mejor guardadas por sus cálculos que una
virgen por su madre y su convento. Así es que han inventado la palabra capricho para los amores sin tráfico que
de vez en cuando se dan como un descanso, como una excusa, como un consuelo;
semejantes a esos usureros que desollan a mil individuos y creen repararlo todo
prestando un día veinte francos a algún pobre diablo que se muere de hambre,
sin exigirle interés ni pedirle recibo.
Además, cuando Dios
permite el amor a una cortesana, este amor, que al principio parece un perdón,
se torna casi siempre en castigo para ella.
No hay absolución sin
penitencia."
La dama de las camelias, de Alejandro Dumas -1848-
Intensa y descarnada pasión, donde los celos y la incomprensión hieren más que la muerte. Realismo en estado puro, al servicio de una tradición cortesana encorsetada según unas normas muy estrictas. Nada queda que objetarle a Margarita después de sacrificarse por amor. Pero no dejo de preguntarme a dónde nos hubiera llevado la historia de no tratarse de una moribunda en sus últimos días.
ResponderEliminarIncomprensión, esa es la palabra clave, incomprensión e hipocresía, ayer y hoy muchos de quienes las critican van a verlas después. Un beso.
ResponderEliminarTienes razón María José.
EliminarIncomprensión e hipocresía... más antiguas que el hombre!!