[Lomonosov University, del blog Guilirandia]
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“En silencio, Frank se dispuso a elaborar mentalmente un
breve discurso: “Querida Lisa, por favor, te pido que consideres las siguientes
tres posibilidades que te planteo a petición de mi cuñado. En primer lugar,
Karl Karlovich te quiere, aunque él no lo sepa aún. Le gustaría que te fueras a
Inglaterra con él para cuidar de los niños durante el viaje, con el mismo
salario que se te paga aquí (que para él es un salario justo), y luego, más
tarde, cuando se dé cuenta de lo que siente realmente, querrá que te acuestes
con él, para disgusto, desaprobación y envidia de todos sus vecinos de Norbury.
Segunda posibilidad: Karl Karlovich te quiere, etcétera, etcétera, pero es más
astuto de lo que yo pensaba, y él lo sabe. El resultado será idéntico, con el
mismo salario que se te paga aquí (que para él es un salario justo), pero todo
se llevará a cabo mucho antes de lo que piensas. Tercera posibilidad: Karl
Karlovich no te quiere, pero sospecha que yo sí, y eso le aflige enormemente,
en parte por su hermana y en parte, creo, por mí, ya que estoy seguro de que lo
que intenta es velar por mi bienestar moral, y se le ha ocurrido que si puede
llevarte con él a Inglaterra (seguimos con el mismo salario), me librará de
caer en la tentación”.”
El inicio de la
primavera, de Penelope Fitzgerald -1996-
Te llaman de la estación de tren: tu esposa se ha ido abandonando a sus hijos. ¿Podrías hacerte cargo de ellos? Y vas, e intentas que los niños no sufran demasiado la pérdida de su madre, sin que tú puedas dar a todo aquel que pregunta por el tema (pues parece que en la ciudad no se habla de otra cosa) una respuesta satisfactoria. Y cuando encuentras a Lisa, un ángel rubio por el que los niños sienten devoción, y te planteas por qué no unirte a ella, entonces... llega la primavera a Moscú...
ResponderEliminarRelato tragicómico, casi absurdo, y de un carácter british que sólo sus personajes saben dar. Vital y asombrosa.
Fantástica...y poco divulgada!
ResponderEliminarTienes razón Mayte.
EliminarDe hecho, yo misma descubrí a Penelope Fitzgerald hace muy poco.