[de internet] |
“Mi idea era un parque para adultos. Un lugar exterior
urbano, sencillo y realista. Con sus bancos de lectura donde detenerse a
reposar en los ratos robados a la oficina. La novedad principal era que
contenía un bosque de relojes de arena, de escala humana, que al girarlos te
concedían un tiempo de abstracción.
Podía servirte de aviso y cuantificación del tiempo, pero
también de evasión. Es lo que me gusta de los relojes de arena, que reformulan
una idea de ansiedad ante el transcurso del tiempo y transforman ese proceso
inevitable en algo visual. En realidad éstas eran las palabras que pensaba
utilizar en mi presentación del día siguiente. Yo me hubiera limitado a decir
que me gustan los relojes de arena, me gustan porque señalan el verdadero
sentido de la vida, que no es otro que la sumisión a la ley de la gravedad como
esa arena que cae del bulbo superior al inferior en los relojes de cristal. La
idea del jardín era enseñarte a valorar con precisión lo que eran tres minutos.
Así empezaba mi charla: ¿acaso alguien se ha detenido a pensar sobre lo que son
realmente tres minutos?
[…]
Mi jardín persigue devolver el valor de nuestro tiempo,
hacernos reflexionar sobre la disposición del tiempo. Reparé en que el director
del congreso, sentado en su butaca, tomaba notas y parecía interesado en mi
discurso. Por eso lo llamo «El Jardín de los Tres Minutos». Drei-Minuten-Garten, repitió Helga con
una sonrisa complacida que me animó.”
Blitz, de David Trueba -2015-
Los estragos del tiempo, el tema central del relato. Una pareja que se deshace en ese convivir diario, la quiebra de los ideales que se creían imperecederos. Y el transito por el devenir con apenas la justo para seguir adelante, esperando remontar el vuelo.
ResponderEliminarY el tiempo presente también en el oficio del protagonista pues, como paisajista, diseña ese jardín de relojes de arena.
Os dejo el enlace de una reseña más completa: http://www.elcultural.com/blogs/tengo-una-cita/2015/01/david-trueba-y-el-paso-del-tiempo/
Conocí al Trueba escritor de la mano de “Cuatro amigos”, novela magnífica para mí, puede que porque la asocio a una persona y a un momento muy íntimo vivido con ella, con la lectura de un pasaje del libro en voz alta y nuestras risas jalonando el eco de las palabras.
Es muy bonita esa idea del jardín, Bs.
ResponderEliminarGracias por compartir la lectura del pasaje del libro.
Feliz semana, g.
Siempre me han gustado los jardines y su planeamiento, y la idea de Trueba me fascina.
EliminarFeliz semana para ti también Amapola.
El tiempo esta aquí, porque tal vez no está con Luis. Besos y gracias por tu visitas.
ResponderEliminarUn placer pasar por aquí.
El placer es todo mío, siempre.
EliminarQue bella idea un bosque de relojes de arena que desafían la gravedad del tiempo al antojo o la necesidad de un voltear la mano, generando olas de dunas, tormentas y refugios de calma, frágiles, como sonrisas y caricias dentro de burbujas o pompas de jabón.
ResponderEliminarCual cualquier Caronte, me quedaría para siempre, encarcelado en una amnesia voluntaria, en ese parnaso, empujando los giros de la memoria de quien señalase el momento preciso, de pasar a otra pagina, a otro párrafo, o de tatuar otro verso.
Me llena de cordura comprobar gracias a este pasaje de Trueba que puedo seguir con mi locura.
El haya soy yo, en mi jardín.
Un gran abrazo.
Ramón
Segmentos de tiempo, para regalarlos a discrección, entre copos de arena fina. Y ver reflejado el tick tack del reloj entre los renglones de escritura de un libro cualquiera, dando cuerda así a nuestros propios impulsos. Jardín de las delicias concentrado en apenas unos segundos. El del giro del reloj, el del paso de la página.
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